GriTè su nombre en Buenos Aires
y una furia de madres y padres
clavò sus dientes en su cerebro.
Pero el seguìa de pie, mintiendo
desde su sotana inflamada
de perversiones
los niños sus victimas cotidianas
silenciados, sufriendo, sufriendo....
Llamè a los àngeles de mi generacìòn
sobre los techos y en los callejones
debajo de la basura y de las piedras
Grite el nombre!!! y ellos vinieron
a roer los huesos del infame...
Sin embargo
hay muchos niños llorando
la suerte de otros pervertidos libres.
Deberàn ayudar a encontrarlos.
picamiel
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