El 21 de enero de 2013, a las 23.18 (hora local), Cristina Kirchner despegó de
Vietnam a bordo de un avión matrícula inglesa D-AXTM. La aeronave y su
tripulación estaban en condiciones de volar 13 horas. Sin embargo, sin que
mediara una emergencia, 7 horas y media después el avión aterrizó en el
aeropuerto de Mahe, Seychelles, un paraíso turístico y fiscal en el océano Índico . Las preguntas
empiezan allí.
Cinco fuentes, todas ellas con gran experiencia en este tipo de servicios y
dos de ellas varias veces miembros de la tripulación presidencial, discreparon
con la versión de la Casa Rosada : no sólo no era necesaria esta
escala para que la tripulación descansara, porque no hay legislación que obligue
a bajar tras 7 horas y media de vuelo, sino que tampoco es común que un jefe de
Estado deba esperar más de 13 horas para un descanso del personal de a
bordo.
Otra fuente de una aerolínea comercial, a cargo de la programación de todos
los pilotos internacionales, dijo que las empresas hacen lo imposible por evitar
este tipo de demoras a los pasajeros comunes, y mucho más a un presidente y en
un vuelo contratado por un gobierno.
Ningún especialista consultado por LA NACION entendió esa larguísima escala y
conjeturaron que los motivos para permanecer allí seguramente fueron otros.
El avión Bombardier Global 5000 o Gulfstream 550 tiene una autonomía para
volar de 7300 millas náuticas (alrededor de 13.000 kilómetros) y puede
mantenerse en el aire por alrededor de 12 horas. ¿Cómo solucionan las empresas
los descansos de los pilotos ante vuelos que cruzan el globo?
Un comandante de una aerolínea contestó: "Si efectivamente los pilotos
hubieran tenido que descansar, cosa que dudo realmente, la compañía debería
haber mandado una tripulación a Seychelles. Cuando el avión baja, cambia la
tripulación y se carga combustible. En 50 minutos está de vuelta en el aire.
Pero jamás se hace esperar a un pasajero trece horas y media. Y menos aún si se
trata de un presidente que, además, pagó 730.000 dólares por el traslado",
contestó.
Además, según pudo precisar LA NACION, no es posible haber improvisado la
sospechosa escala presidencial: todo el itinerario de un pasajero del calibre de
la jefa del Estado se conoce y se programa antes de salir.
Justamente, los conocedores de las costumbres protocolares de la Presidenta
se extrañaban de la buena voluntad de la mandataria con los comandantes.
En dos viajes anteriores, la comitiva oficial viajó sin detenerse muchas más
horas. Jorge Pérez Tamayo, ex piloto presidencial en varias oportunidades,
aportó dos datos. "Como piloto presidencial, hicimos Buenos Aires-Moscú (en
diciembre de 2008) en 15 horas y lo hicimos sin escalas. A la vuelta, por una
cuestión de vientos, tuvimos que bajar en Río de Janeiro. Y cuando viajamos a
Arabia Saudita, que aterrizamos en Doha (en enero de 2011), tuvimos 16 horas y
25 minutos de vuelo. Todo sin escala", dijo el comandante de Aerolíneas
Argentinas. Según las normas de derecho aeronáutico, la autoridad que interviene
para regular el descanso de pilotos es la correspondiente al país de
matriculación del avión. En este caso, como el avión es inglés, las normas
referentes a tiempos de servicios y descansos son las llamadas JAR (Joint
Aviation Requirements). Según este paquete de reglamentaciones, los pilotos
deben descansar a las 14 horas.
Sin embargo, coincidieron dos abogados especialistas en derecho comercial y
dos comandantes, estas reglas no se aplican para viajes presidenciales. Pérez
Tamayo informó que para la Argentina todos estos requisitos no se aplican cuando
se trata de un vuelo de interés nacional. Y, claro está, el traslado de un
presidente lo es.
Notificación
Más allá de lo que dice el comunicado de la Casa Rosada firmado por Oscar Parrilli respecto de los
motivos de la escala, la Presidencia debió estar notificada y en un todo de
acuerdo con el aterrizaje en el paraíso fiscal.
La contratación de un vuelo chárter de semejante entidad debe contener el
recorrido completo ( round trip ) en el que deben constar la hora de
despegue de Buenos Aires (Ezeiza) y el horario de aterrizaje de regreso. Además,
en los contratos consta el tiempo total de horas de vuelo, todas las escalas
previstas para el vuelo total y las prestaciones a cargo de la empresa
contratada, entre las que se cuentan un desglose de las tasas de aterrizaje,
permisos de sobrevuelo, carga y pago de combustible, servicio de handling
en cada aeropuerto, meteorología, plan de vuelo, despacho -peso y balanceo-,
catering, etc. Más aún, los permisos de sobrevuelo y aterrizaje demoran entre 48
y 72 horas, por tratarse de un vuelo no regular. Si el vuelo se realiza como
vuelo presidencial, la gestión de los permisos la hace el Departamento Aviones
de la Presidencia de la Nación.
En un vuelo chárter el descanso de tripulaciones es responsabilidad del
operador del avión, estará sujeto al requerimiento de fechas, horarios y ruta
convenidos con el locador.
"La empresa programa las tripulaciones en función de la solicitud del que
contrata. Se despliegan todas las tripulaciones que sean necesarias con
anticipación en los destinos que correspondan, sin necesidad de realizar
pernoctes por vencimiento. Desde el despegue de Ezeiza, deberían haber estado
coordinadas las escalas, los servicios de apoyo y los permisos de todo el
recorrido. Si se efectuó un aterrizaje por vencimiento de tripulación y no
estaba previsto, el vuelo estuvo mal planificado. No hay manera de justificar
que un vuelo presidencial aterrice en un aeropuerto sin estar previsto, con las
medidas de seguridad correspondientes, aunque no sea de carácter oficial", dijo
un especialista en vuelos chárteres.
De hecho, el Gobierno informó que el Bombardier cambió su tripulación en el
vuelo de regreso desde Vietnam. Parrilli admitió que después de haber volado 7
horas y 30 minutos el avión voló 5 horas y 20 minutos hasta Upington
(Sudáfrica). Allí la empresa inglesa cambió a sus comandantes y asistentes, es
decir, a 13 horas de vuelo del inicio del periplo. Lo llamativo llega al final.
La previsión de descanso que hizo detener a la Presidenta en Seychelles no se
cumplió después. Desde Sudáfrica el vuelo tardó 12 horas hasta Aeroparque. Esos
comandantes no tuvieron la suerte de descansar a mitad de camino.
Diego Cabot
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