Es verdad, sin lugar a dudas tenemos la mejor platea, la mejor fila, la mejor ubicación, mientras pasivamente creemos asistir a una obra de teatro cuando en realidad somos espectadores privilegiados del teatro de operaciones de una maquiavélica máquina de destruir, esclavizar, asesinar, todos pávidos, como flores mustias, solo habitando, en el escenario los actores son los mismos llevan más de 20 años cambiando el vestuario, la apariencia, pero son los mismos, ya ni concurren a los camarines, lo hacen delante de la platea estúpida y boba, aplaudidores útiles para el galardón o más bien la cucarda que merecen las bestias que escribieron este lamentable guión; sentado a mi lado compartiendo la platea se encuentran vivos y muertos mezclados entre sí, veo dos butacas más allá un aterrorizado Narciso Ibáñez Menta, que murmura no se sabe que solo observo que sus dedos están blancos de apretar fuertemente los apoyabrazos, me pregunto si será envidia por no haber escrito ésta obra o una profunda tristeza, dos filas más atrás está el gran Tato, de anteojos, sin su característico traje, una lagrima recorre su mejilla, está abatido, una fila delante veo a Raúl Alfonsín blandiendo un bastón en forma amenazante hacia el escenario, los muertos tienen alguna reacción, los zombies solo miran, no se percatan, no entienden, no saben. Los vivos de verdad están arriba del escenario viviendo y disfrutando una orgía de poder que la desaparición de la justicia, de los principios, de la ética, les permite ese comportamiento, de éste lado ni un atisbo de reacción ¿será que muchos pertenecen a la generación del miedo?, es probable, uno con esta gente nunca sabe si le ponen una bomba mientras toma un café con amigos, son promiscuos pero van más allá de la promiscuidad, avanzaron hacia el incesto, la corrupción, la violación como método y la necrofilia como práctica política, fornican y pasean los cadáveres de sus propios muertos por el escenario, los imprimen, los reparten los izan cuál terrorífica bandera que ahuyentaría al pirata más osado, continúan sin cesar, se apropian, bajan del escenario invaden el teatro, se quedan con tu billetera, tus derechos, ya nadie los , defiende, lo malo lo degradante lo transforman en natural, en una nueva cultura a vivir en donde no eres propietario ni de tus decisiones, avanzan se quedan con todo, nada los sacia, solo continúan en una macabra procesión fagocitando todo el tejido sano o que algún atisbo de vida todavía posee, es la herencia del peronismo necrosando lo que una vez fue la República Argentina, avasallarán al director, impondrán su hegemónico y preparado guión, legalizarán de esa forma haberse salido del libreto, porque para ellos está bien robar, están bien la desnutrición, está bien asilar terroristas y está bien ser narco. Levántate ve al escenario y desalójalos como sea o nada quedará de ti a su paso.
Aldo Humberto Conte.
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